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5 de noviembre de 2014

Mano a mano con Gustavo Ballas

Mano a mano con Gustavo Ballas – Parte 1


“Yo gané dos títulos, el campeonato del mundo y mi recuperación de las adicciones”


   El ex campeón mundial supermosca de la AMB nos habló sobre sus inicios, su amistad y admiración por Nicolino Locche y sus dos títulos, el del campeonato del mundo y su recuperación de las drogas y el alcohol.

   “Yo me dediqué a boxear por Nicolino, él era mi ídolo y referente, quería ser como él, pero sinceramente no llegué ni a atarle los cordones de las botitas”, expresa Ballas con nostalgia. Y sigue: “Lo mío con él fue como una película. Viajé a los 16 años a Mendoza para conocerlo, fui a probarme al gimnasio de Paco Bermúdez, donde se entrenaba. Estuve tres meses sólo en un rincón y nadie me daba pelota, porque yo sólo era una figurita amateur de Villa María, y ahí había verdaderos campeones. Pero me quedé por amor propio, no quería volver a mi pueblo derrotado. Y al final se me dio, don Paco me llamó para hacer guantes con un muchacho que llegó a ser campeón argentino, Modesto Gómez, y fue lo mejor que me pudo haber pasado, que me lo pusieran a él, porque lo hice pasar de largo toda la tarde y a partir de ese momento pasé a formar parte de la escudería de Bermúdez. Ya como profesional Nicolino fue quien me dejó las puertas abiertas, porque cuando se fue aparecieron boxeadores con mandíbulas oprimidas, muy noqueadores. Y de pronto llego yo medio en puntas de pie, perfilándome, yendo a las cuerdas y haciendo esquivar el cuerpo, y qué dijo la gente: ‘uh, apareció el Nicolino en miniatura’”.
   Con Locche forjó una gran amistad, pasaron a admirarse mutuamente: “Cuando Nicolino se retiró comenzó a seguirme en cada pelea, terminamos siendo grandes amigos. Era una persona espectacular. Yo vivía en una pensión, y él en Chacras de Coria, en Mendoza,  y me invitó a su casa, para que conociera a su familia. Me dijo: ‘todo lo que ves acá es tuyo. Esto que ves es una heladera, cuando la tengas que abrir abrila’”.
   De aquella época netamente positiva “Mandrake” pasó a sufrir la peor de sus caídas, la de las drogas y el alcohol, que lo llevaron a la cárcel por robo. Gracias a la contención de su mujer, y a la ayuda de sus admiradores pudo levantarse y lograr un título mucho más preciado: “Son dos campeonatos, el de arriba del ring y mi recuperación, que la considero mucho más importante que haber pegado dos cachetazos para convertirme en campeón del mundo. La tuve que remar duro, ya pasaron 23 años, pero el nunca más no existe porque nosotros somos adictos recuperados, no estamos curados. Cada vez que me levanto me digo a mí mismo: hoy no voy a beber”.    
   Actualmente Ballas es socioterapeuta en adicciones egresado de la Universidad del Salvador, diplomado en drogodependencia de la Universidad Nacional de Córdoba, y brinda conferencias sobre alcoholismo y drogadicción.


Mano a mano con Gustavo Ballas - Parte 2


“Maravilla Martínez es el mejor boxeador argentino de los últimos 30 años”
  
   Gustavo Ballas, de 56 años y una vasta experiencia dentro y fuera del ring, halagó a “Maravilla” Martínez por su calidad boxística y personalidad y opinó sobre las limitaciones que sufren muchos boxeadores tras colgar los guantes.
    El ex campeón siente con firmeza que se los debe educar y contener a los púgiles desde sus inicios: “Lamentablemente la mayoría de los boxeadores terminamos mal económicamente, porque no nos sabemos administrar, sólo nos educan para dar y recibir golpes, nadie se nos acerca a decirnos cómo invertir el dinero. Es necesario que el luchador no sólo tenga un deportólogo y un profesor de gimnasia, sino también una persona que lo atienda en el rincón, un psicólogo. Quiero que los muchachos estudien además de entrenar, como lo hicieron a la par del fútbol Carlos Bilardo y Raúl Madero. No se los está llevando de la mejor manera, por ahí aparece un pibe con condiciones y tiene más hambre el técnico. Me ofrecí para hablar con Los Cóndores, para prepararlos y formarlos, que no sea sólo intercambiar golpes, pero todavía no tuve la posibilidad. Siempre me pregunto ¿qué hubiese pasado si yo hubiera estudiado? Yo no sé hacer nada. El otro día casi me mata la Tana, mi mujer, porque se quemó una lamparita y le dije que llamara al electricista por esa pavada. No estamos preparados para nada, ese es el problema”.
   De esta realidad del boxeo argentino, el cordobés rescata el ejemplo de Sergio “Maravilla” Martínez, a quien considera un intelectual, un modelo de lo que pretende de cada boxeador: “Cada tanto salta uno que hace la diferencia. En mi época era Sergio Víctor Palma, hoy es Martínez, me llamó la atención lo bien que se expresa.   
   La admiración de Ballas hacia “Martínez” no se encierra sólo en la faceta intelectual del púgil quilmeño, también destaca su talento, la revolución que provocó en un país que había dejado de hablar de boxeo, y explicó su parecer sobre las críticas de algunos ex campeones: “Maravilla llenó muchos gimnasios, nos abrió muchas puertas. Antes de la pelea contra Cotto yo ya había visto que estaba muy roto, que no estaba bien de la rodilla. Fue muy castigado verbalmente, de manera injusta, por ex campeones mundiales que se sintieron impotentes porque nos quitó un poco de protagonismo. No es que estemos olvidados, pero de nosotros se habla muy poco, se habla más de actualidad y a algunos les molesta, se sintieron dolidos. Desde la época de Nicolino Locche que la mujer no hablaba de boxeo, hasta eso logró Martínez. Y En general el que opina no tiene conocimientos de boxeo. Es el que ve por televisión y nada más, no se gasta en repasar las peleas de su mejor época. “Maravilla” Martínez le ganó a los mejores, en Europa y en Estados Unidos, es el mejor boxeador argentino de los últimos 30 años”.

Mao Castro (@The_Maumeister)

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