Mano a mano con Gustavo Ballas – Parte 1
“Yo gané dos
títulos, el campeonato del mundo y mi recuperación de las adicciones”
El ex
campeón mundial supermosca de la AMB nos habló sobre sus inicios, su amistad y
admiración por Nicolino Locche y sus dos títulos, el del campeonato del mundo y
su recuperación de las drogas y el alcohol.
“Yo me
dediqué a boxear por Nicolino, él era mi ídolo y referente, quería ser como él,
pero sinceramente no llegué ni a atarle los cordones de las botitas”, expresa
Ballas con nostalgia. Y sigue: “Lo mío con él fue como una película. Viajé a
los 16 años a Mendoza para conocerlo, fui a probarme al gimnasio de Paco
Bermúdez, donde se entrenaba. Estuve tres meses sólo en un rincón y nadie me
daba pelota, porque yo sólo era una figurita amateur de Villa María, y ahí
había verdaderos campeones. Pero me quedé por amor propio, no quería volver a
mi pueblo derrotado. Y al final se me dio, don Paco me llamó para hacer guantes
con un muchacho que llegó a ser campeón argentino, Modesto Gómez, y fue lo
mejor que me pudo haber pasado, que me lo pusieran a él, porque lo hice pasar
de largo toda la tarde y a partir de ese momento pasé a formar parte de la
escudería de Bermúdez. Ya como profesional Nicolino fue quien me dejó las
puertas abiertas, porque cuando se fue aparecieron boxeadores con mandíbulas
oprimidas, muy noqueadores. Y de pronto llego yo medio en puntas de pie,
perfilándome, yendo a las cuerdas y haciendo esquivar el cuerpo, y qué dijo la
gente: ‘uh, apareció el Nicolino en miniatura’”.
Con
Locche forjó una gran amistad, pasaron a admirarse mutuamente: “Cuando Nicolino
se retiró comenzó a seguirme en cada pelea, terminamos siendo grandes amigos. Era
una persona espectacular. Yo vivía en una pensión, y él en Chacras de Coria, en
Mendoza, y me invitó a su casa, para que
conociera a su familia. Me dijo: ‘todo lo que ves acá es tuyo. Esto que ves es
una heladera, cuando la tengas que abrir abrila’”.
De
aquella época netamente positiva “Mandrake” pasó a sufrir la peor de sus
caídas, la de las drogas y el alcohol, que lo llevaron a la cárcel por robo.
Gracias a la contención de su mujer, y a la ayuda de sus admiradores pudo
levantarse y lograr un título mucho más preciado: “Son dos campeonatos, el de
arriba del ring y mi recuperación, que la considero mucho más importante que
haber pegado dos cachetazos para convertirme en campeón del mundo. La tuve que
remar duro, ya pasaron 23 años, pero el nunca más no existe porque nosotros
somos adictos recuperados, no estamos curados. Cada vez que me levanto me digo
a mí mismo: hoy no voy a beber”.
Actualmente
Ballas es socioterapeuta en adicciones egresado de la
Universidad del Salvador, diplomado en drogodependencia de la Universidad
Nacional de Córdoba, y brinda conferencias sobre alcoholismo y drogadicción.
Mano a mano con Gustavo Ballas - Parte
2
“Maravilla
Martínez es el mejor boxeador argentino de los últimos 30 años”
Gustavo Ballas, de 56 años y una vasta experiencia dentro y fuera del
ring, halagó a “Maravilla” Martínez por su calidad boxística y personalidad y
opinó sobre las limitaciones que sufren muchos boxeadores tras colgar los
guantes.
El ex
campeón siente con firmeza que se los debe educar y contener a los púgiles
desde sus inicios: “Lamentablemente la mayoría de los boxeadores terminamos mal
económicamente, porque no nos sabemos administrar, sólo nos educan para dar y
recibir golpes, nadie se nos acerca a decirnos cómo invertir el dinero. Es
necesario que el luchador no sólo tenga un deportólogo y un profesor de
gimnasia, sino también una persona que lo atienda en el rincón, un psicólogo.
Quiero que los muchachos estudien además de entrenar, como lo hicieron a la par
del fútbol Carlos Bilardo y Raúl Madero. No se los está llevando de la mejor
manera, por ahí aparece un pibe con condiciones y tiene más hambre el técnico.
Me ofrecí para hablar con Los Cóndores, para prepararlos y formarlos, que no
sea sólo intercambiar golpes, pero todavía no tuve la posibilidad. Siempre me
pregunto ¿qué hubiese pasado si yo hubiera estudiado? Yo no sé hacer nada. El
otro día casi me mata la Tana, mi mujer, porque se quemó una lamparita y le
dije que llamara al electricista por esa pavada. No estamos preparados para
nada, ese es el problema”.
De esta
realidad del boxeo argentino, el cordobés rescata el ejemplo de Sergio
“Maravilla” Martínez, a quien considera un intelectual, un modelo de lo que
pretende de cada boxeador: “Cada tanto salta uno que hace la diferencia. En mi
época era Sergio Víctor Palma, hoy es Martínez, me llamó la atención lo bien
que se expresa.
La
admiración de Ballas hacia “Martínez” no se encierra sólo en la faceta
intelectual del púgil quilmeño, también destaca su talento, la revolución que
provocó en un país que había dejado de hablar de boxeo, y explicó su parecer
sobre las críticas de algunos ex campeones: “Maravilla llenó muchos gimnasios,
nos abrió muchas puertas. Antes de la pelea contra Cotto yo ya había visto que
estaba muy roto, que no estaba bien de la rodilla. Fue muy castigado
verbalmente, de manera injusta, por ex campeones mundiales que se sintieron
impotentes porque nos quitó un poco de protagonismo. No es que estemos
olvidados, pero de nosotros se habla muy poco, se habla más de actualidad y a
algunos les molesta, se sintieron dolidos. Desde la época de Nicolino Locche
que la mujer no hablaba de boxeo, hasta eso logró Martínez. Y En general el que
opina no tiene conocimientos de boxeo. Es el que ve por televisión y nada más,
no se gasta en repasar las peleas de su mejor época. “Maravilla” Martínez le
ganó a los mejores, en Europa y en Estados Unidos, es el mejor boxeador
argentino de los últimos 30 años”.
Mao Castro (@The_Maumeister)
No hay comentarios:
Publicar un comentario